Esto ya lo hemos dicho en otros artículos pero nunca está demás recordarlo: vivimos en una era donde hay demasiada información, muchos datos, muchas imágenes, muchas ideas rondando libres por redes sociales, blogs, páginas… ¿Cómo podemos innovar cuándo ya se hizo de todo?

Cuando nuestra creatividad grita “¡AYUDA!”

El área creativa, en todos los ámbitos laborales, tiene un reto muy grande. Puede que antes de que inicies un proyecto te cuestiones si ya existe, si alguien ya lo hizo o, si lo googleas, lo vas a encontrar. La respuesta es sí, seguramente alguien se te adelantó a esa gran idea y la puso en marcha.

Pero no te preocupes, el reto de nosotr@s los creativ@s es poner nuestra esencia en aquello que hacemos. Sí, puede que tu idea ya esté implementada pero tú puedes ponerle tu marca, ese diferenciador que haga que tu trabajo sobresalga de los demás.

Sin embargo, este reto no cualquiera lo puede lograr, hay empresas, emprendedores y freelancers que acuden a la salida fácil y proceden a robar ideas que ven en el camino… O, para que suene menos feo, cometen plagio.

Si plagié, pero plagié poquito

Vámonos directo: plagiar es robar el contenido de alguien, tomar una imagen, texto, artículo, publicación, arte… Lo que se te ocurra. Tomarlo y, además, no darle crédito alguno al autor, ni pedir permiso para usarlo ni dar las gracias por compartirlo.

La verdad es que esta práctica es muy poco ética y, además, te puede meter en problemas legales serios, a ti y a tu empresa. Si tú presentas una idea robada a tu jefe, él la aprueba y te cachan, seguramente te van a despedir… Te vas con una mancha en tu CV y, en el peor escenario, con una demanda.

Algunas empresas permiten este tipo de prácticas entre sus equipos de trabajo, en este caso el problema se vuelve general y más grande; si estás en una empresa así, te recomendamos salir de este lugar de malas prácticas y llevar tu creatividad a donde sí la aprecien y te den el reconocimiento que mereces tú y tus colegas.

Casi todos sabemos plagiar 🎶 pero pocos sabemos inspirar

Y es que de la inspiración al plagio sólo hay un paso; como ya se dijo hace algunas líneas, el plagio es robarse el crédito de alguien más, sin más. Pero la inspiración es diferente y casi casi necesaria.

La inspiración sirve para ayudarnos a aterrizar nuestras ideas, para darle forma a eso que tenemos en mente y apoyarnos en algo que ya está hecho. Con base en lo que vimos, leímos o escuchamos para inspirarnos, podemos poner manos a la obra en nuestra propia creación.

Para empezar a crear debemos tener un contexto, por ejemplo, en el caso de Reevolution, nos enfocamos mucho en saber qué es lo que nuestro cliente quiere, cuál es su forma de comunicación, que estilo tiene y que necesita y, con base en ello, podemos empezar a crear y desarrollar. Si empezáramos de cero y le presentamos ideas tomadas de otras empresas seguro nos bloquearía de todos lados y se iría corriendo a la competencia.

La inspiración la puedes tomar de un sin fin de fuentes, desde la confiable Pinterest hasta los cursos de los profesionales de tu área. Si de plano te atoras y sientes que no avanzas, puedes leer nuestro artículo sobre el bloqueo creativo.

Si cometes plagio, hay tabla

El tema del plagio y robo de ideas es muy extenso y profundo, existen diferentes tipos como aquellos que son una cínica copia, otros que se dedican a parafrasear copys o frases, algunos que “modifican” sólo algunos elementos de un diseño pero usan la misma base… En fin, por donde lo quieras ver, siempre es una mala práctica profesional, ética y empresarial.

Evita robar el trabajo de los demás a toda costa, puede que alguna vez existan coincidencias entre materiales creativos y está bien, son cosas que pasan. Pero no “provoques” esa coincidencia y respeta el trabajo de la comunidad creativa.

¿Coincidencia? ¡No lo creo!

Aquí te dejamos unas imágenes que ejemplifican perfectamente nuestro artículo. Míralas y decide, ¿plagio o mera coincidencia?

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